domingo, 11 de marzo de 2018

GIBRALTAR

GIBRALTAR
Estos días Gibraltar ha vuelto de nuevo al primer plano de medios de comunicación y preocupaciones de los Gobiernos español y británico. Como ocurre con cierta regularidad, la cuestión de la colonia y sus relaciones con España han vuelto a salir a relucir. 




¿CÓMO PERDIÓ ESPAÑA GIBRALTAR?

En el tratado de Utrecht, firmado tras la Guerra de Sucesión Española, por la que australitas y Borbones se disputaron la corona española, tras quedar vacante con la muerte de Carlos II, ‘El hechizado’. El tratado se firmó en 1713, tras 12 años de conflicto. Fue posible gracias al acuerdo entre Francia y Reino Unido a espaldas del Sacro Imperio Romano Germánico. Los británicos, que en un principio apoyaron a los partidarios del Archiduque Carlos de Austria cambiaron de bando y empezaron a negociar con los franceses a escondidas.


El pacto con los franceses implicaba la aceptación de Felipe V como Rey de España a cambio de unas cuantas concesiones territoriales para los británicos. Entre ellas, dos afectaron a España: Gibraltar y la isla de Menorca. Sobre Gibraltar se dice en ese texto: “El Rey Católico (Felipe V), por sí y por sus herederos y sucesores, cede por este Tratado a la Corona de la Gran Bretaña la plena y entera propiedad de la ciudad y castillo de Gibraltar, juntamente con su puerto, defensas y fortalezas que le pertenecen, dando la dicha propiedad absolutamente para que la tenga y goce con entero derecho y para siempre, sin excepción ni impedimento alguno”.

Asimismo, en ese tratado de paz se añade que “si en algún tiempo a la Corona de la Gran Bretaña le pareciere conveniente dar, vender, enajenar de cualquier modo la propiedad de la dicha Ciudad de Gibraltar, se ha convenido y concordado por este Tratado que se dará a la Corona de España la primera acción antes que a otros para redimirla”. En iguales términos se refiere el tratado a la Isla de Menorca, que sí fue devuelta a España, en este caso en el Tratado de Amiens (1802).





¿POR QUÉ INTERESABA GIBRALTAR A LOS BRITÁNICOS?

En el siglo XVII, Gran Bretaña se había convertido en la primera potencia comercial del mundo. Tenía especial interés en ocupar plazas en la ruta hacia el Mediterráneo para poder así controlar su flujo marítimo con destino a Asia. A tal efecto primero pactó con Portugal a cambio de apoyo militar que garantizara al país luso su independencia respecto a España.

Ya en medio de la Guerra de Sucesión, en 1704, la flota británica desembarcó en un desguarnecido Gibraltar. Los 80 soldados y 300 milicianos más un centenar de piezas de artillería que defendían el Peñón fueron incapaces de parar a los ingleses. Con esta conquista, que posteriormente se formalizará en el Tratado de Utrech, Gran Bretaña conseguía tener bajo control la entrada y salida hacia el Atlántico de los barcos que navegaban por el Mediterráneo. Consigue así un enclave estratégico de primer orden que refuerza su posición de potencia marítima en una zona hasta entonces fuera de su control.






¿ACTUALMENTE CUÁL ES EL CONFLICTO?

Todo comenzó el pasado 24 de julio cuando el Peñón decidió lanzar bloques de hormigón al mar en unas aguas que las autoridades gibraltareñas han reclamado como propias. Unos bloques que poseen unas puntas de hierro que prácticamente impiden la pesca.

 Según Fernández, la tensión se recrudeció después con la llegada del pesquero Divina Providencia, que se ha visto envuelto en diversos enfrentamientos con la Policía del Peñón y cuyo patrón, Francisco Gómez, mantiene un proceso judicial abierto en Gibraltar. el depósito de bloques de hormigón que según Gibraltar servirán para crear arrecifes artificiales, es "un cáncer que le ha caído al mar. Donde caiga un bloque de esos no se cría absolutamente nada", dijo el patrón, que criticó a las autoridades españolas "porque son conscientes de lo que está pasando".

 "Al final han ganado los llanitos la batalla", valoró el presidente de la Federación Andaluza de Asociaciones Pesqueras, Pedro Maza, respecto al hecho de haber colocado arrecifes artificiales en la bahía porque considera que, en la práctica, hay modalidades que ya no pueden pescar allí. "Han perdido un caladero. Ya no se puede ir a pescar allí, aunque quieran", aseguró. "El conflicto no es pesquero, sino político", insiste Maza.






¿QUÉ PIENSAN LOS ESPAÑOLES?


El Real Instituto Elcano cuestionó a los españoles sobre qué medidas debería adoptar España en la actual crisis diplomática con Reino Unido a costa de Gibraltar.

Según el informe, los españoles se muestran generalmente cautos y prudentes. Un 60% rechazaría que se aumentasen las trabas a los ciudadanos británicos que residen o puedan residir en España, lo cual sugiere que son conscientes de la importancia del turismo británico para nuestra economía. Con menos determinación, también se rechaza el boicot a los productos británicos, estando en contra el 53% y a favor el 46%. 
Y aunque no es mayoritaria la opinión, muchos españoles apoyarían el cierre de la Verja o la prohibición de que los vuelos con destino a Gibraltar sobrevolasen el territorio español (45%). Los españoles quieren un Gibraltar español.
Sobre cuál sería la situación “ideal” para Gibraltar, los españoles lo tienen claro: lo mejor para el Peñón es que tuviera soberanía española.
Un 48 por ciento de los encuestados españoles apuestan por esa opción, por encima de mantener la actual situación (7%), la soberanía compartida (27%), y la independencia y autodeterminación de Gibraltar (17%).



¿ESPAÑOL O BRITÁNICO?(Opinión)

Como suele ocurrir en estos casos, las acciones políticas van seguidas de sonoras declaraciones por parte de uno y otro bando en una escalada dialéctica que hunde sus raíces en unos hechos históricos ocurridos hace ya unos siglos y que son interpretados por uno y otro bando de forma bien distinta
Gibraltar es parte de España, y del Imperio Británico, y del mundo, pero como pertenecer, lo que se dice pertenecer, pertenece a quienes lo habitan, y ahí es donde algunos pinchan en hueso. No es que no nos quieran los gibraltareños, pues pocos son los que no tienen pareja, o familia, o negocios, o casa en territorio español, y menos los que no hablan nuestra lengua y los que no se han criado oyendo música andaluza, flamenco y copla, en la radio o de labios de los linenses que trabajan en el Peñón. No es que no nos quieran, es que les gusta ser quienes son, ser como son y vivir a su aire, un poco 'british' ciertamente, en esa mole rocosa en cuyas cuevas resistieron no se sabe cómo los últimos neandertales. 



Gracias por leer mi artículo sobre el tema tan polémico de Gibraltar!!










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